El Nonagésimo Noveno Nombre:
Asterión y Yo
por Damián Nicolás López Dallara
¿Se
creerá que a estas escrituras no las perturba un solo diálogo? En esta historia
de amor no se cuela ningún beso. El espectáculo es conjuntamente una forzosa
propiedad de nuestra Mansión y de nuestra complicidad. Su mayor deseo sería
sorprenderme dormido en el suelo de cualquier cuarto. Su furia nunca descansa
en las pacíficas fronteras de la compasión. Las paredes de nuestras piezas
jamás admitirán garabatos de ningún niño. Y yo quisiera que este albergue no
tuviera galerías. El otro que comparte conmigo este retiro, está deseoso por
asistir al menos a un sacrificio mientras durase esta afiebrada concubinato.
Pues mi Observante revive morbosos erotismos cuando se propagan las hemofilias.
Yo -Appolodro Tercero Theoffelia-, fui el encargado para cerrar el xenófobo
caso que ningún héroe pudo endilgar en el engañoso itinerario de sus proezas.
Pacientemente, el Soberano esperará mis noticias, repiqueteando sus anillados
dedos sobre el apoyabrazos del trono. Y si acaso no le llegasen: deducirá que
otra vez ha vencido la Bestia.
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